En las atracciones infantiles, los charcos mantienen como un pantano el campo de juego.
Felipe Torres quiso abandonar el parque cuando lo encontró en lamentable estado, pero su hijo insistió quedarse en el columpio.
Una capa babosa recubre las caminerías y representa un peligro para niños y ancianos
Omer Molina
Fotos: Héctor Molina
La situación de los parques infantiles en el municipio Libertador es uno de los puntos negros de la Ciudad de Mérida y crítica constante tanto de vecinos como de usuarios. Felipe Torres, ciudadano procedente del páramo merideño, nunca se imaginó luego de tres años, las condiciones con que encontraría el popular Parque La Isla, “en completo abandono, todas las instalaciones están llenas de moho, una capa babosa cubre las caminerías y representa un peligro para niños y personas mayores, los espejos de agua se encuentran con agua mugrienta, y lo peor, las instalaciones del parque se encuentran deterioradas y la arena crea charcos de barro que mantienen el parque como un pantano”.
Por otro lado, Claudia Pérez, asidua visitante de este espacio infantil con sus tres pequeños, indicó que el parque parece que lo hubieran bombardeado, arguyendo que la acción del agua tiene mucho que ver en el deterioro de las instalaciones, pero añadió que las fachadas se encuentran sin pintura, las tablas de los pisos de los puentes están podridas, el espacio del teatro se encuentra con muchos hongos y las paredes rayadas por adolescentes inescrupulosos, los juegos de atracción infantil oxidados, los columpios le faltan tablas en el asiento, los toboganes presentan corrosión, el trompo está doblado y los subibajas se les rompieron las manillas.
Ambos usuarios creen que al menos si colocaran piedra picada sobre la arena de las instalaciones, se evitaría tanto pantano y al igual que todos los merideños que asiduamente visitan el Parque La Isla, esperan un cariñito a este tradicional parque recreativo, por parte de las autoridades de Corpoandes o Cormetur.