Cientos de merideños asistieron ayer a los templos para celebrar la entrada triunfante de Jesucristo a Jerusalén
Durante el Domingo de Ramos, se bendice la palma signo que identifica realmente reconocer a Cristo como rey de nuestras vidas.
Padre Gerardo Salas: ““El objeto de la Semana Santa es trabajar un poco más nuestra revisión personal y nuestro estado con Dios”.
“Muchos cristianos tenemos un pequeño defecto, porque nos esforzamos de alguna manera en celebrar la Semana Santa, pero la echamos a perder el Domingo de Resurrección bebiendo aguardiente o yendo a un río o a otro lugar de dispersión, cuando debe ser el día del reencuentro personal con Jesús con la eucaristía y el día de estar en familia para celebrar el paso con alegría y gozo del Señor por nuestras vidas”, exclamó El Padre Gerardo Salas, Prbo. de la Parroquia Santiago de La Punta.
Omer Molina
Fotos: Héctor Molina
Cientos de merideños asistieron ayer a los templos para celebrar la entrada triunfante de Jesucristo a Jerusalén y “nosotros lo celebramos de una manera muy especial para conmemorar esa entrada triunfante a nuestra comunidad cristiana y alabamos con gozo, sobre todo para aceptar y asumir a Cristo como centro de nuestra vida en este día que nos introduce en toda la Semana Santa o Semana Mayor como comúnmente se le suele llamar”, expresó el presbítero Gerardo Salas de la Parroquia Santiago Apóstol de La Punta del estado Mérida.
Durante el Domingo de Ramos, se bendice la palma que no es otra cosa que un signo que identifica realmente reconocer a Cristo como rey de nuestras vidas, de tal manera, el padre Salas indica que es el reconocimiento de Cristo como fuente de todo ser.
Por qué celebramos la Semana Santa
“El objeto es trabajar un poco más nuestra revisión personal y nuestro estado con Dios”, expresó el Padre Salas indicando que esa es la esencia de la celebración de la Semana Santa, porque “a veces nosotros le echamos la culpa a Dios por su ausencia, pero realmente los ausentes somos nosotros quienes no hacemos a Dios como norma o centro de nuestra vida”.
La Semana Santa comienza con el Domingo de Ramos relata el Padre Salas, “el lunes y martes santos son días para la reconciliación y para la confesión y para evaluarnos aunque se haya perdido por la realidad del trabajo, pero no debemos perder el horizonte del recogimiento, de la oración y el silencio”.
De tal manera El Padre Salas dice que el Lunes Santo la arquidiócesis celebra el Viacrucis Solemne a la Montaña donde los merideños celebran tradicionalmente desde la Santa Iglesia Catedral de Mérida partiendo a caminar desde las ocho de la mañana.
El Martes Santo se celebra La Solemnidad de la Misa Crismal “donde se bendicen los óleos por los cuales se funge al bautizado en la Unción de Los Enfermos y El Santo Crisma, este último que se fortalece en la experiencia del amor de Dios, es el crisma que consagra al bautizado y a todo aquel que se dedica al servicio de Dios”.
El Miércoles Santo de ceniza se celebra a Jesús de Nazareno, “sin duda alguna es una fiesta muy sentida donde muchos feligreses piden a Dios, protección, salud, promesas que vienen a pagar, por eso invitamos a todos los miembros de esta parroquia a caminar con Jesús, porque no sólo es llevar la cruz, porque nuestra vida no es una cruz sino la unión para el perdón de Dios”.
El Jueves Santo se celebra la cena del Señor, “por lo tanto la Iglesia se congrega para esa experiencia para poder crecer mucho más en la pertenencia eclesiástica, por eso celebramos la Institución del Sacerdocio, La Institución de La Eucaristía y el mandato del Amor, para luego quedarse en los tiempos con la oración ante Jesús en eucaristía como eses signo de reconocerlo a él como la fuente de nuestro ser”.
La Pasión del Señor se celebra con el Sábado de Gloria, “pasión y muerte de Jesucristo con la adoración de la cruz en tres momentos especiales: La Liturgia de la Palabra que incluye La lectura de La Pasión del Señor, segundo, La Adoración de La Cruz y tercero la Comunión, de allí luego nos reunimos en un lugar aparte del templo parroquial para colocar el sepulcro en oración, recogimiento, silencio y reflexión de nuestra vida espiritual y durante la noche del Sábado de Gloria, nos preparamos en la Vigilia Pascual para el gran día importante que es la Resurrección de Jesucristo”.
La Resurrección de Jesucristo, continuó el Padre Salas, también lleva cuatro partes importantes, “primero, la Bendición del Fuego encendiendo el Cirio Pascual, segundo, la Liturgia de la Palabra, tercero la Liturgia Bautismal y cuarto la Liturgia Eucarística en donde se encienden las luces, se canta El Gloria y se le da bienvenida a la gran solemnidad y a ese gran día como lo es la Resurrección de Cristo Rey”.
De esta manera, finalizó el Padre Salas, se resume la celebración de la Semana Santa e invitó a toda la feligresía merideña a los momentos de recogimiento, oración, conversión, confesión, para el perdón reconciliación y hacer de nuestra familia la Casa de Dios.
(Recuadro)
De nada sirve no comer carne si mantenemos odio, rencor y resentimiento
Aunque hoy en día está todo caro, bromeó el Padre Salas, los días de Semana Santa en que no se debe comer carne son el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo, “se puede sustituir por otro alimento que no sea carne roja, pero el problema no está en comer o no comer carne, porque de nada sirve no comer carne si mantenemos odio, rencor y resentimiento y no somos capaces de perdonar, sí somos violentos y no somos palabra de vida y testimonio dentro de nuestra comunidad, es contradictorio aunque la iglesia exija que debe haber ese ayuno y abstinencia ese día para unirnos en los más necesitados y en todas las personas que necesitan y no tienen con qué comer, por eso nos abstenemos de comer lo común y corriente y de gula sustituyéndolo por carnes blancas o por una obra de misericordia a algún necesitado, visitando a algún encarcelado o haciendo el bien a los semejantes.